Cartas de lectores: Ciudadanos deportados
Nuestros gobernantes no están realizando actividades que merezcan su respeto
La ascensión al poder del Sr. Trump, desde este 20 de enero de 2025, tal parece ser el corolario de las actividades en contra de la humanidad. A más de sufrir terribles enfermedades como el COVID-19, ocasionadas por las mismas potencias, el deseo de aniquilar a la humanidad de una u otra forma es tal, que ahora deportan a los ciudadanos que no tuvieron trabajo en sus países de origen y no encuentran donde guarecerse para obtener un mendrugo; se les prohíbe trabajar, pero no se les prohíbe morir. Parece que ese es la consigna de los países potencia.
Nostradamus predijo para 2025 el acabose de una potencia mundial. Parece que no le temen a Dios. A más de sangrar en sus riquezas a los países pobres, quieren dejarnos sin trabajo, sin ganas de vivir con nuestras familias. Muchos ciudadanos se han alejado de manera sorpresiva y abandonado sus familias, de su patria, en busca de mejores días. Los países donde realizan trabajos honradamente deberían considerar la protección de estos ciudadanos. Sin embargo, el país del norte y su actual presidente han decidido deportar a los ciudadanos que están trabajando de forma honrada. Pero no ciudadanos con pasados judiciales negativos. En el Derecho Humanitario las leyes son diferentes en cada país. No todos son traficantes de drogas, pero sí hay bastantes consumidores de esas drogas. Ahora vamos a ver cómo van a venir los drogadictos por esas drogas. Vendrán a buscar a los países de donde provienen esas drogas. Y allí los vamos a meter presos, a ver qué hacen los países que están deportando a gente honesta y trabajadora.
Los derechos humanos de cada país tienen diferencias en su aplicación, muy a pesar de las letras con sus artículos, que no son aplicados de manera coherente. Estimo que cada país que observe que existen ciudadanos trabajando duro y honestamente deben ver la forma de protegerlos y no desampararlos; son también el sustento de las familias propias del país, pero reciben un trato improcedente. Ese tratamiento diferente es como si fueran criminales, malos ciudadanos, etc. El ecuatoriano es trabajador y honrado. De existir gentes indecorosas como en narcotráfico, la criminalidad, etc., estos deben ser expatriados o deportarlos. Ecuador es un país de paz. Los malos países vecinos están tratando de que nuestros ciudadanos sean como ellos. Nuestros gobernantes no están realizando actividades que merezcan su respeto.
José Arrobo Reyes