Cartas de lectores: Coactivas de CNEL

He invitado a la prensa a la audiencia del caso

Los hechos: hace 40 años construí un condominio y para terminarlo contraté un medidor ocasional de construcción durante 76 días, hasta la entrega notariada de la obra el 28 de agosto de 1985. Los medidores ocasionales de construcción expiran en días, ¡nunca consumen años! Desde aquella época y antes de 2009, año en que apareció CNEL, ha habido tres empresas de servicio eléctrico en Guayaquil, Emelec, Electroecuador y Celec, y en ninguna de las tres empresas anteriores a CNEL se reclamó deuda en mi contra. En 2009, en el gobierno de Rafael Correa, la electricidad se convirtió en servicio público con CNEL y por arte magia, 32 años después de entregada, aparezco como deudor de cuatro años de consumo por $ 2.147,95. 

CNEL demostró su craso error en su misma depuración de cartera, un proceso previo a la acción coactiva, en que me atribuyen la propiedad de tres números de medidores señalados en robo de energía eléctrica que no son míos, porque simplemente no los he contratado; pero, ¡oh sorpresa!, son los medidores de los servicios comunes del condominio, que CNEL me los quiere cobrar a mí. Las coactivas en las empresas del Estado son una aberración jurídica porque convierten a sus ‘administradores’ (si es que se los puede llamar así), en juez y parte. La novelería de las audiencias telemáticas son una grave distorsión del juicio oral y presencial pues le permiten al juez ponente manipular la audiencia a su antojo y se pone en riesgo que casos como este queden en impunidad. He invitado a la prensa a la audiencia del caso.

Juan Orús Guerra