Cartas de lectores: ¿Qué hacer en Coca Codo Sinclair?

Para entender mejor el tema, el proceso de erosión regresiva que socava el fondo y las márgenes del cauce

Parece ser que al momento nuestro país está a las puertas de haber superado un estiaje, sin lugar a dudas, el mayor de las últimas décadas que prácticamente paralizó la generación hidroeléctrica instalada y quedó al descubierto el desastroso estado en que se encontraba el parque termoeléctrico encargado de aliviar con energía alternativa la demanda energética en épocas de déficit hídrico.

Durante la emergencia, las hidroeléctricas solo funcionaban por horas cuyos embalses se recuperaban en algo mientras ocurrían los racionamientos de energía, en cuyo contexto, la Central Coca Codo Sinclair, lograba por horas aliviar los racionamientos generalizados cuando los caudales del río Coca permiten generar, y por ser, una central de pasada o filo de agua que genera en función del agua que recibe, entrega de manera inmediata la energía para cubrir parte de la demanda a través del Sistema Nacional Interconectado.

Coca Codo Sinclair, con todos los problemas previos al inicio de la operación en el año 2016 y posterior a dicha fecha, ha estado sometida a una serie de eventos que han puesto en riesgo la vivencia misma del proyecto, excepto que se tomen decisiones técnicas que involucran inversiones importantes, que se sumarían a los 3.000 millones de dólares aproximadamente gastados hasta el momento, que se iniciaron con el denominado Dique Seco o Presa Impermeable, de cuyo avance no se conoce nada públicamente y menos de sus resultados respecto a estabilizar el proceso de erosión regresiva ocasionado por el colapso de la Cascada de San Rafael.

En el marco del XXXI Congreso Latinoamericano de Hidráulica celebrado en octubre pasado en Medellín (Colombia) presenté una ponencia titulada “Central Hidroeléctrica Coca Codo Sinclair: Problemas Técnicos Directos e Indirectos”, el cual se sustenta en un procedimiento cualitativo.

Para entender mejor el tema, el proceso de erosión regresiva que socava el fondo y las márgenes del cauce, y que pudiere alcanzar la estructura de captación y poner en riesgo gran parte de la Infraestructura estratégica del sector, al final es consecuencia de la reacción del río para llegar a definir su nuevo ancho y pendiente de equilibrio y así restablecer su dinámica morfológica frente al colapso de la cascada, aspectos que, sin duda alguna, deben ser considerados si es que se quiere actuar con responsabilidad para salvar el proyecto, más allá de otros problemas relacionados con el propio diseño de la obra de captación que tiene que parar su funcionamiento debido a la deficiente capacidad de remoción de los sedimentos que recibe.

Jacinto Rivero Solórzano