Cartas de lectores: Consejos de una madre
Por eso yo aconsejo no faltar a vuestras madres, solo acatando el consejo seréis dignos y honorables
Mi madre fue un ser sencillo, saturado de bondad. Nos crió desde chiquillos con gran dosis de humildad. Hijos míos, nos decía, atesoren su inocencia, que el compendio de la vida se forja con experiencia. Sean cautos, indulgentes, acrecienten sus valores; si son justos y valientes ¡serán siempre triunfadores! Sean pacientes, altivos, leales hasta la muerte y aunque tengan mil motivos, ¡no renieguen de su suerte! Prepárense que el futuro depara muchas sorpresas y ¡ténganlo por seguro, no inclinarán sus cabezas! Con sacrificio y entrega nos educó para el bien y nos dejó como lema: ¡ser buenos padres también! Nos instruyó en el amor, nos dio lecciones de hombría, afianzando el valor de vivir en armonía. Nos inculcó sentimientos de gratitud y perdón y primó en sus sentimientos ¡el amar de corazón! Ahora soy profesional, como lo son mis hermanos y nuestro mejor aval es ¡ser ¡buenos seres humanos! Por eso yo aconsejo no faltar a vuestras madres, solo acatando el consejo seréis dignos y honorables. Hijos, no os avergoncéis, ni humilléis a vuestras madres, que por lejos que lleguéis ¡siempre serán venerables! Respetad y dadle honor a ese ser maravilloso, que engendra vida y calor y ¡sublimiza lo hermoso! Ensalzad a vuestra madre, el tesoro más preciado, lo más tierno y adorable que el cielo nos ha legado. Demostradle vuestro amor, por más humilde que sea, no cometáis el error ¡de hacerlo después que muera!
Fabiola Carrera Alemán