Cartas de lectores: Control electoral
Voluntarios sí hay, gente patriota también pero, ¿quién los convoca, a dónde acuden?
En la primera vuelta electoral no se evidenció un control electoral de parte de ADN y se esperaba que para esta segunda vuelta pudieran armar un eficiente control electoral, que es un poco difícil por el tiempo y el número de personas que se requiere.
A una de las personas a quien le escucho con mayor preocupación sobre este tema y con mucha razón porque está en juego el futuro del país, es al periodista Carlos Vera, quien ha entrevistado a muchos invitados y tiene claro que de no controlar el conteo de votos pueden cambiar la voluntad de los ecuatorianos, entrevistas con poco eco en ADN.
Hace pocos días en un programa radial que tiene la matriz en Quito, ya más relajado, el periodista Carlos Vera manifestó que se ha hecho contacto con personal cercano a María Corina y a un experto local. Buena noticia, pero si un partido político no tiene estructuras, militancia, centrales políticas y personal capacitado es difícil por la premura del tiempo. ¿De dónde se obtiene un ejército de voluntades de alrededor de 40.000 personas de confianza que cuiden los votos? Esto no se puede conseguir a través de los diarios para contratar por un día, así no funciona; tiene que ser con su propia gente, quienes tienen la expectativa de que si gana su candidato pueden colaborar en el gobierno y a más de eso están cuidando sus propios votos. Adicional, hay que pagarles para el transporte, los refrescos y toda una logística del partido y del candidato.
Claro que hay que montar un centro de cómputo o procesamiento de datos para que a la par que el CNE suba los resultados ir comprobando con las actas que recolectaron los delegados de mesa que observaron el conteo de votos en el momento del escrutinio para que no roben los votos; no se puede remplazar al delegado de mesa con un simple recolector de actas, que sería igual a escuchar los resultados oficiales.
Por factor tiempo dudo que se pueda contratar expertos en control electoral, gurús, brujos nacionales o extranjeros, que puedan organizar un evento de estos sin estructuras políticas propias del partido o de grupos afines, gremiales o profesionales, que garanticen la transparencia del sufragio. Voluntarios sí hay, gente patriota también pero, ¿quién los convoca, a dónde acuden?, inquietudes sin respuestas.
Pablo Jarrín Reinel