Cartas de lectores: Daniel Noboa, dictador
Cuatro años más de lo mismo.
Todos conocemos que la Constitución es la ley suprema que rige las demás normas y hay que respetarla; más aún el presidente de la República: debe respetar la constitucionalidad. Pero parece que estamos viviendo una democracia disfrazada. En tan poco tiempo de ejercicio gubernamental ha aprendido rápidamente las mañoserías de la política sucia.
No importa cómo llegar a conseguir lo que quiere, con su ego demasiado alto. Desde que empezó la campaña electoral junto a Verónica Abad se notó cierto distanciamiento y hasta ahora nadie sabe los motivos. Como castigo la envió a Medio Oriente, Israel, zona muy conflictiva, como embajadora de la paz, cuando esas no eran sus funciones. Confabulando con sus ministras de Trabajo y Relaciones Exteriores lo planificaron y luego, como si fuera una muñeca, la trasladaron a Turquía.
Tardó tres días en llegar y esa es la razón para que una ministra la suspenda 150 días sin sueldo, rompiendo la Constitución, pues solo la Asamblea tiene la facultad de dictaminarlo, no el monarca convertido en presidente. La sanción dictaminada no es más que un artilugio dictatorial que sobrepasa la Ley Suprema. Su incapacidad para gobernar hace que el país se convierta en tierra de nadie; se escuda en sus ministros títeres y no da la cara. Casi todos los presidenciales políticos y abogados constitucionalistas defienden la intromisión de usurpar una función que no le compete. Ojalá el pueblo no haya perdido su cordura; votar por usted sería una catástrofe: cuatro años más de lo mismo.
Luis Mario Contreras Morales