Cartas de lectores: Debate entre pragmatismo y populismo
La seguridad debe ir acompañada por un cuerpo profesional de expertos con amplias facultades y respaldo total del gobierno
Como ha ocurrido pocas veces, en las próximas elecciones se debatirán dos pareceres: el pragmatismo contra el populismo, no viceversa. Este es el real debate. Ante ello casi todos los candidatos han pugnado por soluciones afines al populismo, mientras que el candidato oficial lo ha hecho por el pragmatismo. En el fondo es una cuestión de gobernabilidad.
Por un lado, quienes dan solución a problemas comunes basan sus afirmaciones en dinero que no tienen y que asumen que en el Estado, de ganar, obtendrían fácilmente el financiamiento. Claro, mediante más deuda y más inflación. Por otro, aquellos que proponen soluciones más prácticas piensan que los asuntos críticos de la población pueden arreglarse mediante más flexibilidad para sus ambientes propios, es decir, a través de más libertad. Quienes creen en las soluciones populistas afirman lo mismo, pero no caen en cuenta de que con ello limitan el ejercicio de la libertad. El consenso pragmático es: los impuestos deben ser disminuidos cada vez más, incluso el IVA del actual 15 % al 5 % o menos, porque este impuesto atenta a la productividad o producto nacional bruto. Para que este impuesto sea un éxito se debe aplicar la fórmula o curva de Laffer, según la cual a más impuestos disminuyen las recaudaciones y a menos impuestos crecen. Este recurso se usa mucho en países industrializados y, naturalmente, en los países que disfrutan de una alta dosis de libertad económica.
La seguridad debe ir acompañada por un cuerpo profesional de expertos con amplias facultades y respaldo total del gobierno. No hay otra manera para definir incluso la estrategia a seguir en lo que se llama guerra interna contra el crimen organizado, que viene desde buena parte de la clase política hasta individuos que por cuenta propia delinquen. La judicatura debe ser regulada profesionalmente, sin política alguna, con una definición estructural de cómo debe juzgarse y manejarse el dinero. El cambio de todas las leyes del correísmo por otras menos voluminosas y más apegadas a los principios del Derecho Natural. Y la derogatoria de la Constitución, que no vale para asuntos personales e institucionales, comenzándose por una preparación más real del último recurso de la justicia que es la Corte Constitucional.
El populismo hace exactamente lo contrario, y hacia esta forma de ser están casi todos los candidatos, sobre todo los que siguen instrucciones de Correa y Cía.
Francisco Bayancela González