Cartas de lectores: Decir verdades es hacer oposición
El libre pensamiento merece respeto; el periodismo parcializado confunde y perjudica a la ciudadanía
Dentro del ámbito político particularmente o en variados temas, todo lo que se hace, se piensa o se realiza de manera diferente o personal al interpretar una situación lo catalogan como equivocado, y puede que sea así, pero todo libre pensador es merecedor del respeto a su posición.
En lo que atañe a la política, quienes defienden o postulan una idea lo tildan de opositor, obviando la manera libre de pensar o de formular en criterio personal. Una pregunta valedera: ¿es correcto y profesional cuando los periodistas se parcializan por una tendencia política? De ser positiva la respuesta nos pone a cavilar, ¿bajo qué sombra o paraguas se puede proteger el común de los ciudadanos de tantas parcializadas opiniones que lo llevan hacia una pendiente, como quien conduce por intrincadas rutas una torrentada humana hacia un embudo con el fin de acrecentar ideas que a la mayoría, valga la redundancia, la mayoría de las veces los perjudica?
El no allanarse a esos criterios simple y llanamente lo califican de opositor, “Pateando al tacho” (palabras de Roberto Bonafont). ¿Dónde queda el respeto al derecho ajeno que es la paz? ¿El respeto a la libertad de expresión? ¿A la libertad de conciencia? ¿Se pierde acaso en desacertadas decisiones?
Disentir es innato de todo ser humano que siente el derecho tácito de expresarse, pero ‘sin motivo aparente’ se topan con ciertos periodistas que califican este derecho de oposición. En parte le concedemos la razón por los A o B motivos que tengan para parcializarse de manera tan nítida ante la opinión publica; es su derecho, pero debe ser un capítulo aparte de su profesión.
No podemos decir que aquellos estén equivocando procedimientos periodísticos, solo son el efecto. La causa o falencia debe estar en las universidades o escuelas de periodismo, que omiten, permiten y dejan pasar pronunciamientos, actitudes a todas luces desatinadas, que conducen a la equivocación ciudadana en dar los pasos en falso para su bienestar.