Cartas de lectores: Deforestación en la costa ecuatoriana
Así se perdió una gran cantidad de bosques naturales y plantaciones en la Costa
En una ocasión pregunté a un ministro de Agricultura si sabía por qué Costa Rica, con cerca de 35.000 ha bananeras, producía casi el mismo número de cajas de banano que Ecuador, que tiene cerca de 150.000 ha; no me contestó. En los 80 me invitaron a conocer en ese país el Instituto del Banano, entidad privada que tiene como accionistas a la Asociación de bananeros, a los bancos privados y al Estado. Allá me informaron de variedades producto de investigación biológica: los mejores tipos de banano resistentes a plagas salían de los laboratorios de biotecnología. Al terminar la visita me dijeron que “lo único que envidiaban de Ecuador era al Sr. Noboa Naranjo, pues ellos no tenían grandes exportadores de banano”. Aquí teníamos el Programa Nacional del Banano. Fui subsecretario Forestal y de Áreas Naturales en el MAG; estando en el despacho ministerial entró el director de este programa y le dijo al ministro que el vendedor de la empresa a que el programa compraba los productos químicos para fumigar bananeras le había ofrecido comisión de 7 % sobre el valor de las compras (unos $ 50 millones de anuales: o sea tres millones y medio de dólares). Nada mal para un director que estaba de paso. Para poder fumigar las plantaciones con avionetas era indispensable talar todas las hileras de árboles que rodeaban las plantaciones. Así se perdió una gran cantidad de bosques naturales y plantaciones en la Costa. Si se hubieran usado plantas de banano de laboratorios, resistentes a enfermedades, no hubiera sido necesario fumigar y no se hubiera deforestado.
Jorge Barba González