Cartas de lectores | El deporte ecuatoriano necesita más respeto
¡El deporte hoy más que nunca exige respeto!
Al dirigente del fútbol que acaban de poner en las nubes falsos escribas, le pedimos que revise la historia, donde están los verdaderos referentes del deporte ecuatoriano, como Manuel Seminario. Esperemos que tras este desaguisado de trasnochados que poco entienden el deporte, los dirigentes del COE y Fedeguayas asuman el error que cometieron hace poco con una bronca estéril por unos cuantos dólares que aportaba el Gobierno. Ambos exdeportistas conocen de sobra que juegos regionales como los Bolivarianos y Centroamericanos son la base de la pirámide olímpica y el desarrollo de los países que asumen la responsabilidad de preparar a sus mejores exponentes en cada disciplina. La pirámide olímpica es desde tiempos remotos un punto de motivación para deportistas, dirigentes, técnicos, organizadores, comunicadores; el primer escalón de un sistema global que solo es superado por los Juegos Olímpicos. Desafortunadamente, algo extraño viene ocurriendo en nuestra dirigencia deportiva. Debido a intereses dispares del Comité Olímpico Ecuatoriano y de Fedeguayas, nuestros deportistas están sufriendo; truncaron el trabajo que venían realizando para los Bolivarianos. Voces distinguidas apuntan a que la culpa no sería solo del Gobierno central sino también de quienes manejan ambas organizaciones, y que ellos serán los únicos que deben responder ante la historia, pues el reclamo de deportistas, entrenadores y del propio aficionado ya traspasaron las fronteras; nadie ve con buenos ojos el papel equivocado de la dirigencia ecuatoriana. Ahora que Perú hará flamear la bandera de los juegos Bolivarianos 2025 nos preguntamos qué está ocurriendo con los seleccionados ecuatorianos. Esperemos que se calmen las pasiones y que nuestra dirigencia deportiva no escoja el camino equivocado de los falsos líderes políticos. Al aficionado le preocupa mucho que todo vaya quedando en el olvido, como está ocurriendo con los gimnasios del boxeo ‘amateur’. El ring de Fedeguayas por ejemplo, es un peligro permanente. Las cuerdas están flojas y el piso desnivelado. La lona está rota y en partes remendada, y los púgiles tropiezan y caen. Para poder entrenar deben pagar inscripción y en otros casos abonar mensualidades. Los barrios también pagan derecho de participación y como adicional deben comprar un ‘Record book’ donde jamás registran los combates; por eso el boxeo de Guayas ha perdido hegemonía. ¡El deporte hoy más que nunca exige respeto!
José Emilio Ruiz Ortiz