Cartas de lectores: Destellos de esperanzas
Aunemos esfuerzos y pongamos en juego nuestra voluntad para hacer de nuestras familias y nuestra patria un lugar de paz
Un año más que se nos va, con historias tristes, alegres, temores, miedo, ansiedad, depresiones, inseguridades y por qué no decirlo, con más arrugas. Terminamos el 2024 con dos mensajes: gratitud a Dios, inicio y fin de nuestro pensar, actuar y sentir cada día. Renovación: que este 2025 renovemos nuestros lazos de familia para hablar, conversar, reír, entrelazar buenos modales y buenas costumbres. Transmita a su hijo que la clave para conseguir las cosas no radica en la suerte sino en el esfuerzo continuo. Los valores del amor se transmiten con el ejemplo. Ser padre y ser madre conlleva el riesgo de sembrar, regar y abonar la semilla que uno ha traído al mundo y cuando brota, aceptarla y ayudarla a crecer con amor. Sea una guía firme pero amorosa. Aunemos esfuerzos y pongamos en juego nuestra voluntad creadora para hacer de nuestras familias y nuestra patria un lugar de paz y armonía. Hagamos que el nuevo año sea un árbol frondoso, fuerte y grande con acogedora sombra. Hoy que el futuro se nos viene presuroso y parece fundirse con el presente, que evoluciona y cambia como la naturaleza, es necesario que nosotros también cambiemos pero en una sola dirección, la del éxito basado en el bien común y el servicio a los demás. Quiero invitar a todos los ecuatorianos a traspasar la imaginaria puerta del tiempo con seguridad, optimismo, decisión y alegría, llenando nuestro corazón de fuerza y esperanza para iniciar la nueva jornada que nos depara el camino de 2025. Recibamos el nuevo año con optimismo y esperanza.
Sara María Garaicoa Granizo