Cartas de lectores: “Devuélveme a mi chica”

Las oraciones que mi madre me enseñó de chiquito, y cómo juntar mis manitos para rezar, vienen ahora a mi memoria

Sí, aunque “estoy llorando en mi habitación, y todo se nubla a mi alrededor”, no es que alguien se esté llevando a mi chica, es la enfermedad. “Me estás quitando lo que más quiero”.

Esa enfermedad que te va minando todo, poco a poco. Tus energías, tus recursos y ahorros, casi todo, hasta eso que dicen que es lo último que se pierde. La fe no la he perdido aún, pero está muy débil.

¿Cómo pedirle, al que todo lo puede, que te dé fuerzas para seguir adelante si ves que el camino se hace más riguroso y estrecho? En este punto es cuando entiendo que es fácil hablar de cosas difíciles cuando todo está bien, pero otra cosa es cuando las cosas van mal. Cuando tienes salud, bienestar y bonanza económica, estás motivado para dar gracias aquí y más allá.

Pero cuando estás pasando por pruebas muy difíciles, ¿cómo y de qué puedes sentir que tienes que dar gracias? Llegas a enojarte con el universo, con el cosmos, acaso con Dios.

Las oraciones que mi madre me enseñó de chiquito, y cómo juntar mis manitos para rezar, vienen ahora a mi memoria. Respiro profundamente y digo, “acepto la prueba”.

Tengo que ser fuerte por ella, por mi familia, por mí. Pero Señor, por favor, devuélveme a mi chica, esa chica alegre, fuerte, sonriente, vivaz, llena de sabiduría. Que cuando la vi por primera vez sentí que había recibido un regalo del cielo.

Sigue regalándome más de su presencia. ¡Amén!

Roberto Montalván Morla