Cartas de lectores: Disponerse a servir, satisface

Las políticas de los gobiernos tienen que tomar como aspiración universal la dicha de los ciudadanos a los que rigen

Lo horrible de esta tierra son nuestras contrariedades. Necesitamos sentirnos solidarios y despertar sin egoísmos para sustentarnos y sostenernos armónicamente, como una indivisa familia con multitud de hogares. 

Ese entusiasmo gozoso por el bienestar es el que nos da consistencia, que no está tanto en los adultos, como en los niños y ancianos. Solo hay que ver cuando se reúnen chavales y abuelos; engendran un anhelo de alegría y esperanza porque los mayores transmiten sabiduría, mientras los menores se enraízan en un futuro que reciben del pasado y lo mejoran. 

Estamos aquí no para destruir nuestros vínculos sino para regenerarlos de pulsaciones diversas, en momentos variados. Estar en disposición de ser para los demás, un corazón que promueva la placidez con la caricia de la mirada, haciendo sonreír y quitando piedras del camino es la mejor complacencia. Cuidarnos unos a otros, sin obviar el legarse y el corregirse, es nuestra obligación. 

En consecuencia, también las políticas de los gobiernos tienen que tomar como aspiración universal la dicha de los ciudadanos a los que rigen.

Víctor Corcoba