Cartas de lectores | Dolarización a la ecuatoriana
La dolarización tiene una alta credibilidad entre la población
La dolarización lleva 25 años protegiendo a la economía de muchos problemas derivados del entorno y otros que pudimos evitar y que fueron generados por malas decisiones de políticos y/o de autoridades económicas; no tenemos mejores resultados porque como país no hemos realizado toda la tarea. ¿Cómo estaría Ecuador en lo económico y social si hubiéramos realizados todas las reformas necesarias, eliminar el Banco Central, atraer banca internacional para reducir la tasa de interés, si la inversión extranjera nos veía como país confiable, si los políticos actuaban como estadistas y no como dueños del poder? En estos días se produjo el desacierto de dos asambleístas del movimiento cuyos integrantes ya gobernaron el país y cuyas decisiones nos llevan a transitar el duro camino que nos heredaron, de excesiva deuda, gasto público y tamaño del Estado que cuesta reducir, entre otras, ante una ciudadanía que compra humo y no miden las consecuencias del exceso de la presencia estatal en la economía. Las dos asambleístas hicieron declaraciones sobre tener una “dolarización a la ecuatoriana”. El chispoteo refleja las verdaderas intenciones respecto a tener un esquema monetario flexible y que ayude a los fines políticos, antes que dar bienestar y estabilidad a la población ecuatoriana. ¿Qué significaría una ‘dolarización a la ecuatoriana’? Dejar de lado cualquier disciplina fiscal o monetaria, porque quedaría abierta la posibilidad de emitir dólares, y la opción ahí es el dinero electrónico, que los bancos privados llevan a cabo en diferentes países y al ser un negocio requiere generar confianza, pero está última queda descartada si lo maneja el Banco Central de Ecuador, que en años anteriores respondió a criterios político antes que técnicos; ej.: los miles de millones de dólares que el gobierno de Correa se tomó de la reserva internacional, dejándola en niveles inviables para el país. Esa desconfianza prima al pensar en mecanismos ficticios para crear dinero e inflar el gasto público. Los dólares deben llegar al país a través del aumento de exportaciones, de atraer más inversión, de contar con una banca internacional que traiga recursos, entre otras formas que serán alentadas a través de una verdadera economía de mercado. La dolarización tiene una alta credibilidad entre la población por la estabilidad de ser una moneda dura. Ojalá ya no tengamos debates incipientes como los de las dos asambleístas y nos concentremos en hacer lo necesario para aprovechar mejor la dolarización.
Jorge Calderón Salazar