Cartas de lectores: En Ecuador el discurso político ha venido en detrimento
Los constantes discursos de odio pronunciados por los políticos contra sus adversarios están a la orden del día
Los discursos políticos de calidad deberían llamar a la unidad y reconciliación nacional. Ser pronunciados por políticos comprometidos con el desarrollo del país y el bienestar del pueblo, colocando los altos intereses de la patria en primer lugar, haciendo énfasis en los pilares fundamentales del desarrollo: salud, educación, empleo, seguridad, etc. Pero en Ecuador es otra historia.
El discurso político ha venido en detrimento por ausencia de estadistas capaces de pronunciar discursos reales y comprometidos con los pobres; han desaparecido, si es que alguna vez los hubo. Más bien lo que hemos escuchado, desde hace décadas, es una retórica vacía, demagogia en su máxima expresión; discursos para engañar incautos que no tienen cultura política.
Y es que eso somos, un pueblo inculto, como ellos nos quieren, sin educación. La calidad humana de nuestros políticos política es deplorable (salvo poquísimas excepciones); en general son pícaros, sinvergüenzas, cínicos, payasos, corruptos.
Venderían a su propia familia a cambio del poder. Solo son fieles al dinero, su única finalidad es llegar a un cargo público para acumular fortuna en el menor tiempo posible. Hasta ahora han mantenido discursos de poca calidad, dentro de los parámetros de nuestra incipiente democracia, irrespetando nuestra Carta Magna y las instituciones que sostienen nuestro sistema de vida, cada vez que a alguien se le antoja (abusando del poder que ostentan).
Pensábamos que con la derrota del socialismo del siglo XXI en las dos elecciones presidenciales anteriores el discurso iba a cambiar radicalmente; me equivoqué, hoy vienen con el atroz componente de instaurar sus agendas políticas, que incluyen, además de la polarización, odio, violencia y perturbación social, encaminados a dividir a la familia ecuatoriana.
Los constantes discursos de odio pronunciados por los políticos contra sus adversarios están a la orden del día; deberíamos repudiarlos por el bien del país y de la paz que deseamos todos los ecuatorianos de buen corazón que, gracias a Dios, somos la mayoría. ¡Odio nunca más!
Mario Vargas Ochoa