Cartas de lectores: Ecuador y su sistema político rígido
Luego de los primeros 100 días de gestión del presidente Noboa, ya es común escuchar y leer frecuentes críticas por insatisfacción, disconformidad o expectativas no cumplidas en todos los temas que el gobierno ha tratado hasta la fecha (exceptuando el combate a la inseguridad y violencia), que no son pocos.
Y eso está excelente, es deseable que en una democracia existan múltiples voces y constante crítica y revisión de la labor del gobierno. Pero también es deseable que las críticas las soporten madurez política, balance, sensatez y una dosis de realidad.
Hoy del presidente, su gobierno y del poder Legislativo la sociedad espera muchas cosas, o tal vez nada: arreglar el desastre fiscal heredado, generar empleo, mejorar nuestros sistemas de salud y educación, reducir la delincuencia común y el crimen organizado, por citar unos ejemplos.
Y ante estas y muchas otras exigencias, necesarias pero que no se pueden resolver todas de inmediato, está faltando claridad y realidad sobre hasta dónde llega el margen de acción y poder del presidente y su gobierno, sin pensar en las próximas elecciones. Nos está costando ver que en Ecuador el poder está tremendamente repartido; tenemos demasiados pesos y contrapesos y tenemos un Estado que posee serias ineficiencias. Nuestro Estado es sumamente rígido y para lograr los cambios que necesitamos con urgencia en el aparato institucional hay que mover muchas extremidades rígidas e intocables de nuestra nefasta clase política.
Como la mayoría de la ciudadanía, quisiera progresividad en las reformas urgentes que requiere el país en diferentes ámbitos. Pienso que así también lo quisieran el presidente y su gabinete, pero por desgracia en esta configuración actual de fuerzas políticas que tenemos, ellos no pueden por sí solos hacer las reformas que quieren.
El poder está repartido en la Asamblea y resulta indispensable negociar. Si aspira el Gobierno la aprobación de las reformas perfectas y completas, muy posiblemente saldrá con las manos vacías y entrará en una verdadera crisis política. ¡En vista de todo esto, es claro que el margen de acción del Poder Ejecutivo es limitado!
Mario Vargas Ochoa