Cartas de lectores | Edmundo González Urrutia
Bien podríamos decir: “¡Qué Dios lo coja confesado!”
A sus 74 años de edad, Edmundo González Urrutia nunca tuvo ninguna aspiración política.
La vida de este diplomático, jubilado recién hace pocos meses, únicamente consistía en asistir a conferencias, a escribir esporádicamente artículos académicos y a dedicar tiempo a su familia: sus hijos y sus cuatro nietos.
Su designación por parte de María Corina Machado, cabeza del movimiento de oposición Vente Venezuela, lo tomó por sorpresa y de pronto se ha visto lanzado al torbellino de la política venezolana.
Bien podríamos decir: “¡Qué Dios lo coja confesado!”.
Alfredo Cepero