Cartas de lectores: Los ejes de mi carreta y la media vuelta

Es hora de pegar la media vuelta, dejar sin preocupaciones que los ejes sigan sonando

Al igual que la canción, La media vuelta, tarde o temprano damos ese giro aparentemente triste. Por lo general llega justo cuando menos quisiéramos irnos, así es la vida. Eso de “andar y andar los caminos”, algún día algo nos detiene. No el camino que hace chillar los ejes desengrasados de la carreta sino los que hay que andar para ganarse el pan nuestro de cada día, que muchas veces se gana con más que el sudor de la frente: con sacrificios familiares, postergación de vacaciones, apretando hasta lo último el cinturón y anteponiendo prioridades. Y si hay hijos, nietos, el sudor se puede convertir en sangre y en lágrimas. 

Podríamos decir que fue un camino placentero, que las vicisitudes fueron parte del paseo, que sin ellas habría sido aburrido y sin huellas que seguir. Es curioso como a veces se pueden conjuntar dos canciones de diferentes conceptos para formar un merecido homenaje a quien se “va con el sol, cuando muere la tarde”. 

Es la triste hora de abandonar un largo trabajo, dejando amigos, compañeros, cómplices, jefes y subordinados para sacar adelante la empresa. La fiestita de despedida va de cajón. Entrega de placas recordatorias, discursos, fotos y videos para inmortalizar el momento en Instagram y Facebook. Todos tienen la anécdota más reciente que contar. 

Y la más antigua, de cuando todo era en sucres. Unos ríen, unos lloran y la afectada de siempre dice: “cuánta falta nos vas a hacer, te extrañaremos”. Nadie cuestiona si es verdad o exageración, es parte del protocolo. Esto le acaba de ocurrir a una hermana mía. Aún no he hablado con ella, pero ya vi su Instagram. Solo fotos, sin texto. 

Deduzco que no ha podido escribir nada pues, tal como me sucedió, digerir, procesar y expresar años de sentimientos encontrados (y perdidos) en frases cortas y vacías no es fácil. Hay que vivir la vida de jubilado algo más que la despedida para dar una opinión acertada y decir con convicción: “¡Fue el mejor paseo en carreta, con verdaderos amigos y compañeros. Es hora de pegar la media vuelta, dejar sin preocupaciones que los ejes sigan sonando. Terminé mi tarea, que alguien lo siga haciendo en mi lugar!” Misión cumplida, querida hermana!

Roberto Montalván Morla