Cartas de lectores: El Ejido (II)
No están claras las motivaciones de este reciente acto vandálico, si acaso es un episodio aislado de algún desadaptado social
El acto vandálico producido en el parque El Ejido de Quito contra el monumento del general Eloy Alfaro, privándolo de una de sus extremidades, constituye una rememoración del arrastre de que fueran objeto él y sus tenientes el 28 de enero de 1912, en el mismo lugar, terroríficamente narrado por la historia patria como uno de los capítulos más execrables de su devenir.
Sin embargo, no están claras las motivaciones de este reciente acto vandálico, si acaso es un episodio aislado de algún desadaptado social, o tal vez el inicio del propósito de revisar la historia patria para exculpar a los responsables del hecho tan execrable narrado por Vargas Vila en su obra La Muerte del Cóndor; y, ratificado por la prensa de entonces y los más conspicuos historiadores nacionales.
Otra de las extremidades del Viejo Luchador reposa en el Cementerio General de Guayaquil, traída en 1928 como homenaje del pueblo guayaquileño al gestor de uno de los momentos políticos más importantes de la historia del Ecuador, que contribuyó de manera decisiva a la transformación del país, uniendo la costa y sierra, modificando su economía y permitiendo que las ideas liberales imperantes por más de cien años en el mundo se aplicaran desde entonces en nuestra nación.
Jorge Egas Peña