Cartas de lectores: Enajenación y transformación
En el mundo globalista, ante la consolidación del monopolio, la única salida es la consolidación de la resistencia
Cada vez más, ahora hasta desde columnistas y políticos del ‘establishment’, se oyen reverberaciones de viejas proclamas transformadoras. Un político pronuncia: “Ecuador necesita el cambio de un modelo caduco y colapsado”; otro sostiene que ya no se trata de adaptar, tener resiliencia o la transición, sino de “transformación”. Y al Ministerio de Ambiente lo nombraron de ‘Transición’ sin nada contundente a la vista, ni siquiera en papel.
Son gritos desesperados cuando todo cae en pedazos y la masa popular sigue encaramelada por el altisonante mercantilismo político, material y mental, endeudándose o apropiándose a balazos. La historia, tras el caos, es de transformaciones, así fue con la Revolución liberal ecuatoriana. Como los politiqueros solo buscan lo que interesa a quienes representan por dinero, son farsantes cuando hablan de transformación.
La cuestión de fondo, intocable para ellos es: cuando la economía global se basa en destrucción, no queda más que cambiar el modo de producción, lo que significa cambiar el modo de vida. Tendrá efectos como en la pasada pandemia, con aviones y barcos ‘en tierra’, parando la producción de todo lo reemplazable, lo innecesario que destruye nuestra vida social.
La era de la revolución industrial hace tiempo pasó hacia la era ambiental, pues la recuperación de la naturaleza es lo primerísimo que hay que lograr para que la humanidad pueda sobrevivir. ¿Qué podemos esperar de un mundo donde figuras mafiosas son más respetadas que las de un gran educador? ¿En sociedades donde narcotraficantes son considerados héroes que han sabido alzarse ante la institucionalidad sofocante?
El Estado corrupto es rechazado por el pueblo y cualquiera que se alce en contra de ese representante del monopolio corporativista es ‘valiente’. La verdadera transformación empieza con uno mismo, deshaciéndose de apariencias y manipulaciones externas de enajenación, y pensando en quién es y para qué y con quiénes vive alrededor suyo e integrarse.
Retomar las riendas de su ser y activarse en la comunidad donde vive y donde hay que dar ejemplo de que una vida humana es posible, deslindando a los ladrones, mentirosos y vagos, sobre todo de ‘corbata’. En el mundo globalista, ante la consolidación del monopolio corporativista, la única salida es la consolidación de la resistencia popular por una verdadera transformación democrática, sin partidos políticos electoreros amarrados, donde todos formamos parte activa.
Federico P. Koelle D.