Cartas de lectores | El enigma Trump

Envuelve casi todo tema en una narrativa victimista, convirtiendo la escena política en un reality show televisivo en que él es el imprevisible maestro de ceremonias, atacando por debajo del cinturón a los objetivos que elige y utilizando un lenguaje violento, xenófobo y misógino. Llama la atención a cualquiera en cualquier momento, despierta desaprobación o escepticismo en medios de comunicación y élites políticas. Para desahogar el descontento con millones de personas en una ferviente conflagración; para recargar pilas en la horda alabando a un tipo que tiene en vilo a las élites. La necesidad de meter a Dios en todas las salsas, de invocarlo en cada oportunidad, de rezar a voz en grito y odiar descaradamente a negros, amarillos, judíos, transexuales, inmigrantes, árabes, a países extranjeros que se aprovechan de EE.UU.

Para formar juntos un huracán que retuerza el brazo de los poderes establecidos, decidiendo que lo falso se convierta en verdadero y que, a partir de ahora, así es. Qué buen truco para jugarle a la democracia: desautorizarla en su propio nombre, gracias a la libertad que da a todos para hacerlo.

Alfredo Cepero