Cartas de lectores | Época mística navideña

Es una de las festividades más importantes del cristianismo, junto con la Pascua de Resurrección y Pentecostés (venida del Espíritu Santo)

Sí, dilecta comunidad cristiana, el 25 de Diciembre, fecha de gala navideña se celebra este acontecimiento religioso; la conmemoración cristiana para recordar el nacimiento del Niño Jesús, hijo de Dios hecho hombre. Él nos mostró su rostro humano y a través del Buen Jesús, predicó el mensaje sublime del cristianismo, para salvarnos y convertirnos en personas de fe, respetando y practicando la Ley de Dios, perfecta, que norma los rectos caminos, alegra el corazón y hace sabio al hombre sencillo. Su presencia omnipresente indica cuán cerca está de nosotros para amarnos, orientarnos y proveernos de fortaleza cuando lo exhortemos. El advenimiento del Niño Dios nos debe conllevar a la reflexión y renovación de nuestro espíritu y Credo cristiano; a hacer un acto de contrición y arrepentimiento; evaluar sentimientos, acciones y pensamientos, y rectificarlos de ser el caso. Es tiempo de perdón, gratitud a Dios y al prójimo y, solidaridad entre los seres humanos; lapso de paz, armonía y amor; periodo de unción familiar, oración y abstracción espiritual; todo lo que conduzca a los valores humanos positivos, espirituales y a la verdadera complexión mística de la Navidad. El emperador de Roma, Constantino, con apoyo de papa Julio I, legitimó el cristianismo en el Imperio Romano, estableciendo el 25 de Diciembre para la conmemoración del nacimiento de Jesús. Se presume que la intención era convertir a los paganos romanos a la religión cristiana estableciendo una tradición asimilable para ellos, pues tenía relación con algunas de sus principales fiestas paganas, celebradas en esas mismas fechas: las Saturnales (culto al dios Saturno); y del Sol Invictus (culto al dios sol). La Navidad es la fecha propicia para reivindicar valores cristianos y humanos, principalmente dirigidos a los niños, como respeto, solidaridad, avenencia, armonía, caridad, lealtad, afecto, oración y alabanzas en homenaje al Dios vivo y eterno; unción y meditación familiar. Es una de las festividades más importantes del cristianismo, junto con la Pascua de Resurrección y Pentecostés (venida del Espíritu Santo).

Juan Marín Larreta