Cartas de lectores: Las esclavitudes de nuestro tiempo

La creciente demanda que alimenta el mercado debiera llevarnos a hacer un examen de estilos de vida

Los tiempos modernos están siendo propicios para todo tipo de vasallaje, el más denigrante, sin duda, el ser esclavo de uno mismo, o aquel que se impone como obediencia sin autonomía. Las últimas estimaciones de la OIT así lo refrendan, haciendo referencia a situaciones de explotación de las que una persona no puede escapar debido a amenazas, violencia, coerción, engaño o abuso de poder. La plaga es tan cruel y verídica que nos está deshumanizando por completo para poder discernir y no ser instrumentos de lucro, en lugar de ser moradores independientes y responsables. La creciente demanda que alimenta el mercado debiera llevarnos a hacer un examen de estilos de vida y de modelos de comportamiento, particularmente con respecto a la imagen de los miembros más frágiles, que generan una verdadera industria de la explotación libidinosa en los países desarrollados. En las naciones menos avanzadas, de las que procede la mayoría de las víctimas, también se hace necesario activar mecanismos más eficaces para prevenir la trata de personas y la rehabilitación de sus víctimas.

Víctor Corcoba