Cartas de lectores | Esperando el fenómeno de El Niño
En 1983 llovía prácticamente todos los días, igual que en 1998
El fenómeno El Niño es un evento natural de origen hidro-meteorológico de características muy intensas, que puede alterar el funcionamiento normal del clima del planeta, ya alterado por el cambio climático; merece ser considerado con total responsabilidad y tino. Seis meses atrás la Agencia Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EE. UU., NOAA, advirtió su presencia en razón, entre otros aspectos, de la opinión de expertos encargados de monitorear el cambio climático a nivel mundial, cuyo parámetro más importante era que la temperatura a global superaría 1,5° al promedio preindustrial. Posteriormente la predicción tomó fuerza a lo largo de los meses y se especuló mucho sobre su intensidad hasta de mediana o poca intensidad, llegando al extremo de mencionar fechas precisas de inicio. Otros interlocutores más cautelosos enviaban información valiosa que permitía a la comunidad estar alerta y preparada. El evento era calificado con una terminología propia de eventos científicos, que confunden y preocupan más a la ciudadanía. Los que nos dedicamos de alguna manera al aprovechamiento y manejo de recursos hídricos, utilizamos una clasificación más práctica, y racional, en que prevalece la muestra estadística y su probabilidad. A medida que pasaba el tiempo, ya desde los primeros días del presente mes, las predicciones están siendo más alentadoras, y al momento parece que vamos a tener un periodo de lluvia normal, que empieza este mes y se desvanece los primeros días de mayo del año siguiente, lo que no significa que durante ese periodo no tengamos eventos de lluvia iguales o mayores a los que se tienen durante el fenómeno El Niño. Es necesario recordar que en eel siglo pasado tuvimos 17, siendo los más conocidos e intensos los de 1925, 1983 y 1998. En 1983 llovía prácticamente todos los días, igual que en 1998, sin embargo, este último se caracterizó por intensidades de lluvia mayores a las de 1983.
En el país se generó una gran preocupación y expectativa por su venida. Más allá de si ocurre o no, es necesario siempre que todos los estamentos del Estado cuenten con un plan de contingencia que permita acometer adecuadamente los desastres naturales y eventos normales, sin olvidar las tareas de prevención que en conjunto privilegian la vida del ser humano y garantizan sus principales sustentos de supervivencia.
Jacinto Rivero Solórzano