Cartas de lectores | Esperanza con alas de libertad
Mi bello Ecuador necesita esos faros de luz, que son alas de libertad
¡Qué años tan desafiantes, qué época que nos toca vivir!
A mis 70 años, nos enfrentamos a un enemigo invencible, que arrasó con muchos amigos, conocidos, y nos dejó múltiples factores de temor, así como miedo constante de enfermarnos. Nos impidió salir, nos dejó inmersos en el mundo digital. Ello nos permite disfrutar el producto del esfuerzo: ser más resilientes en la adversidad; dedicación a explorar, a buscar conocimiento, a ser personas más plenas, más fortalecidas.
Seamos exigentes con nosotros mismos; es un requisito para poder exigir a los demás.
Dialoguemos siempre en busca de la verdad, no en busca de imponer criterios propios. Continuemos siempre aprendiendo; porque en la sociedad del conocimiento valemos por lo que sabemos y no por lo que tenemos.
Parece que en la proliferación del materialismo se ha restado valor a la educación social y las enseñanzas de la moral en el hogar; tratemos de enmendarlo.
Ustedes jóvenes necesitan comprometerse con el bien común, de manera que puedan asumir la responsabilidad de construir un país mejor. Hay algo esencial para transformar las posibilidades en realidades; algo que debe concordar con el cambio externo: la dedicación. Su yo interno debe ser compatible con su yo externo, y qué mejor si su entrega es por el bien de la sociedad.
Deben tener un sentido preciso de los valores y de la armónica relación que debe haber entre ellos; deben fijarse metas claras con respecto a cómo hacer dinero y cómo usarlo.
Sueñen con ser líderes del mundo, porque si ustedes no lo hacen, acabarán por ser los extras de la obra en vez de los protagonistas.
Deben decir: hoy voy a sembrar esperanza, con mis acciones, mis palabras, con mis gestos y mis miradas.
Hoy tengo una excelente misión: sembrar ánimo y esperanza y una fe profunda en Dios.
Mi bello Ecuador necesita esos faros de luz, que son alas de libertad.
Sara María Garaicoa Granizo