Cartas de lectores | Las Fuerzas Armadas y los bancos en Ecuador

Aunque la economía ‘real’ se achique, no queremos plata originada en corredores de muerte

De las más importantes preguntas que deben responder las dos candidaturas es si van a fortalecer a las FF.AA., donde el Ejército cuenta con unos 23 mil efectivos, muchos ‘voluntarios’ (personal de tropa) y a veces solo tres ‘efectivos’ en los destacamentos en frontera, lugar por donde permea la droga. El sector público, que emplea a alrededor del 9 % de la población económicamente activa, debe aumentar el número de efectivos en el Ejército, la Marina y Fuerza Aérea, consiguiéndose así varios objetivos a la vez: fortalecer fronteras -terrestres, marítimas y aéreas- y combatir mejor al narcotráfico, así como brindar empleo seguro a los jóvenes, ofreciéndoles una oportunidad para surgir defendiendo a su patria. Para que las FF.AA. mejoren en la defensa de fronteras, una vez cumplido con su cometido de recuperar la paz en las cárceles deben dejar que la Policía continúe cumpliendo con esa función de control, incluyendo las calles. Por otra lado, hay que promover el ingreso de más bancos al país (y compañías de seguros) para bajar las tasas de interés y de seguros, y conseguir mejor trato de cientos de despóticos empleados en este oligopolio al que estamos sometidos. El nuevo superintendente de Bancos debe enviar un mensaje muy claro, con un plan de acción transparente, para que los ‘due diligence’, controles previos al ingreso de dinero al banco, sean una acción efectiva y no se nos quite a los ecuatorianos la ilusión de vivir en un país en paz, con el dólar, que llegó para mantener el poder adquisitivo y que lo hizo en medio del desorden por la inflacionaria emisión monetaria, desorden que ahora, frente a las denuncias de que en nuestro país se lava dinero, sea en la cantidad que fuere (3% o 30 % del PIB), lo volvemos a sentir, pero no debe quitarnos la esperanza de contar no solo con actividades lícitas que muevan la economía, incluyendo la economía comunitaria indígena y la enorme ayuda de los emigrados legales, que por casi 7 mil millones ayudan a llenar y mover la economía con más dólares. Aunque la economía ‘real’ se achique, no queremos plata originada en corredores de muerte. Los bancos deben ser controlados. Sí se puede.

Diego Fabián Valdivieso Anda