Cartas de lectores | Grandes consumidores
¿De qué sirve tener energía si al mismo tiempo le quitan el empleo o dificultan su ocupación?
Inconsulta la decisión de suspender el suministro a los grandes consumidores. Diera la impresión de que se apresuran en tomar medidas sin consideración del daño o perjuicios que pueden causar.
Nos extraña que Ecuador sea uno de los países con menor inversión extranjera; muy pocos quieren venir y los nacionales si pudiéramos irnos, nos fuéramos. Pocos pueden, son inversiones difíciles de realizar. Una gran industria no debe instalarse en un país que le cierra las puertas o le niega el suministro eléctrico solo porque es un gran consumidor. No se hace daño exclusivamente a esas empresas, ni a los trabajadores que dependen directamente de su operación, sino que se deja sin trabajo a miles de personas que dependen indirectamente del suministro de lo que ellas producen. Miles de albañiles no podrán trabajar en la construcción por no tener cemento o hierro para obras o remodelaciones.
Si actúan con criterio político, de creer que ganan votos por aparentar proteger a los más débiles, defendiendo el suministro de electricidad a los hogares y castigando a los poderosos, es un error; no se dan cuenta de que privan a miles de personas de ganar un sustento mínimo. Esta decisión debe dejarse sin efecto; las industrias deberían ser las últimas a quienes se les apliquen restricciones. ¿De qué sirve tener luz en casa si no se tiene medio para subsistir? ¿De qué sirve tener energía si al mismo tiempo le quitan el empleo o dificultan su ocupación?
Esta crisis debe servirnos para buscar soluciones definitivas. Dar incentivos para que se pueda invertir en actividades de generación, sean hidroeléctricas, energías renovables, gas natural o instalaciones geotérmicas permanentes. Un país lleno de volcanes y calor del subsuelo puede producir toda su electricidad con costos muy bajos, todo el año y superar los periodos de estiaje. Debe modificarse la ley para que las inversiones puedan ser permanentes, no debe existir la obligación de revertirlas al Estado. Si uno hace una inversión y está supliendo una deficiencia del suministro, no es para entregársela al Estado, que debió haberla garantizado desde el principio. A los hogares debe dárseles incentivos para ahorrar energía, para que consuman menos electricidad.
El costo de este apagón industrial finalmente lo pagaremos todos, por el menor nivel de producción, por la menor recaudación que esta arbitraria disposición terminará causando.
Luis Villacrés Smith