Cartas de lectores: ¡El grito de la patria!
¡Qué te están haciendo patria mía! Tus hijos del yugo, que deben ser tu orgullo, han perdido el honor y la hidalguía
Hoy mi Ecuador rechina delirante..., la convulsión lo invade, ya no es como antes. El miedo nos abraza, la noche vive en día por la oscura violencia que a la luz aniquila. Cada día escuchamos noticias desastrosas, que destrozan el alma cual si muere una rosa; hincando sus espinas nuestra piel y nuestra alma, vivimos en zozobra, ansiamos que haya calma. No pensamos jamás vivir tristes momentos, donde la soledad nos hiere desde adentro, porque no existe paz que cubra el intelecto y nuestro bendito cuerpo, tiembla en todo momento. ¡Qué nos pasa que estamos aletargados y ausentes!, esperando un mañana y un futuro prominente; pero estamos plantados, hundidos en la inercia, que cubre nuestros sueños y hasta nuestra experiencia. Esperamos que otros resuelvan a lo lejos y que por arte de magia nos libren de este complejo aullar de novedades que a diario las noticias anuncian; cada caso es una nueva denuncia. Y pululan sin fin los casos que laceran, todos tienen su nombre, su letra de la A hasta la Z; el abecedario se queda corto, ante tanta corrupción sin respuesta. Hay casos sin juzgar y los otros juzgados, no cumplen las sentencias porque son archivados por la Asamblea..., vergüenza nacional, creada para que triunfe el bien, pero donde se fabrica y apoya el mal. ¡Qué te están haciendo patria mía! Tus hijos del yugo, que deben ser tu orgullo, han perdido el honor y la hidalguía. La vergüenza es su norte y la practican y exhiben a porfía; pero los buenos somos la mayoría y debemos sacar al país adelante y sin palabrería. Debemos cumplir con las normas del bien y de la verdad, de manera tajante. No a la ignorancia, la madre de todos los vicios. No al irrespeto ni a la vagancia enquistada. No a la vulnerabilidad de la vida ni a la agresión. No al despilfarro de las arcas fiscales. No a la delincuencia en general ni al robo en particular. No a ejercer cargos públicos sin la preparación académica. No a la pobreza moral.
¡Pidamos a Dios que ilumine nuestras conciencias y que tenga clemencia con nuestro bello Ecuador!
Myrna Jurado de Cobo