Cartas de lectores: Lo que hay que mejorar del lindo metro de Quito
Es ilógico exigir a cada persona una tarjeta, limitando el derecho a la libre disponibilidad de saldo
Quienes ya usamos el Metro sentimos orgullo, pero hay temas en los que se debe enfatizar. Los adultos mayores, con movilidad reducida, andador o en silla de ruedas; invidentes, sordos, embarazadas o con hijos pequeños, deben saber con antelación que su ingreso seguro es por el ascensor, debidamente señalizado, y luego al primer vagón, junto al conductor, que debe verlos y no cerrar las puertas al segundo de sonar el pito, lo que puede causar accidentes y complicar la operación, ya que pese a que hay sensores en las puertas, como dijo un trabajador de la operadora, se puede detener todo el sistema. Debe ampliarse el número de asientos rojos y no solo en el primer vagón, para que quienes más lo necesitan no tengan que rogar por uno en otros vagones. Falta señalización en el piso para recordar que se haga fila, se salga y entre de los vagones, y en general se circule por la derecha, más aún en hora pico. Hace falta que la Policía esté también afuera de las estaciones, donde a partir de 7 p. m. los usuarios quedan, en medio de la enorme cantidad de gente, muy vulnerables. El anuncio de que no se puede comer o beber en la estación ni en vagones debe hacerse adentro y afuera, antes de entrar. Debe poder obtenerse una tarjeta ‘ciudad’ al momento, en la estación -y no en determinado horario, como se indica- y poder usar un adulto su tarjeta con saldo para hacer pasar a su familia o afuereño que lo visita, y así disminuir las largas filas, lo que no ocurre en metros del extranjero. Es ilógico exigir a cada persona una tarjeta, limitando el derecho a la libre disponibilidad de saldo. Y debe urgentemente indicarse en los letreros que anteceden a las gradas para descender a los andenes, en español para turistas nacionales y en inglés para extranjeros, para que sepan que Quitumbe está al sur -lo que no se señala- y el Labrador al norte, y no equivocarse viajando al lado contrario de la ciudad. Puede iluminarse con luces Led el diagrama colocado encima de puertas de acceso y salida con los nombres de las estaciones, como un recordatorio más -para personas con discapacidad auditiva- para bajarse en su estación. Y falta colocar vallas antisuicidio.
Diego Fabián Valdivieso Anda