Cartas de lectores | ¿Qué hizo al Ecuador de ayer un país con inseguridad?

Un Estado sin seguridad ni orden público es un Estado fallido

La seguridad es el corazón de las razones de la existencia del Estado. Por ende, el orden público resulta primordial a la vida ciudadana institucional. Un Estado sin seguridad ni orden público es un Estado fallido. La inseguridad ha nacido y crecido ante nuestros pasivos ojos, en especial de los políticos, y en los últimos años llegó a niveles impresionantes. La sociedad que construimos con ahínco en esta bendecida tierra cambió para mal sin que hiciéramos mucho. Años atrás madre y padre hacían una labor mayor y mejor que cientos de policías juntos; lamentablemente, hoy la familia se ha debilitado de alarmantemente. La religión, que formó criterios y consecuencias diferenciadoras del bien y del mal, ha venido a menos en su influencia social. Los lugares de trabajo han debilitado sus reglas de convivencia y ya no son las universidades de la vida que preparaban a sus trabajadores en honestidad, respeto, disciplina y verdad. Pero lo elemental en todo lo que está pasando en el país y el estado de degradación en que nos encontramos, es la mala clase política que hemos tenido por más de cuatro décadas; solo han buscado enriquecimiento personal y de su entorno familiar, salvo excepciones. Si queremos regresar al Ecuador de ayer debemos prepararnos pues la lucha contra el crimen organizado requiere autoridades honestas y sofisticadamente entrenadas, armamento adecuado y equipo suficiente para hacerlo de manera eficaz. Basta de improvisaciones. Estamos ante un punto de inflexión social. Hay que preparar a nuestras FF. AA. y Policía, dotarlas de las herramientas necesarias. Pero jamás desmantelar derechos humanos y garantías del Estado de derecho para lograr cometidos. Nuestras autoridades encargadas de la seguridad ciudadana deben hacer más y hablar menos, sin seguir el ejemplo de arbitrariedad de otros países de detener, golpear y encarcelar a inocentes. La represión no es sinónimo de seguridad. Quienes así piensan deben revisar su construcción o imaginario social. Que las autoridades redoblen esfuerzos y estrategias con apoyo ciudadano para combatir la embestida de mafias es primordial, esto va en serio. ¡Ahora o nunca!

Mario Vargas Ochoa