Cartas de lectores: De la incertidumbre a la esperanza
Que su mandato inaugure una era de justicia, paz y prosperidad, y sea el inicio del liderazgo de una nueva generación
El resultado de la primera vuelta trajo incertidumbre, desasosiego e incluso temor sobre el futuro del Ecuador.
El estrecho margen entre los finalistas y las visiones opuestas que representaban en cuanto a economía, dolarización, institucionalidad o caudillismo, justicia, y alineamientos internacionales -con regímenes que han llevado miseria o con posturas pragmáticas enfocadas en combatir el narcotráfico e impulsar la economía- nos puso frente a una encrucijada angustiante.
Un día después del domingo 13, se respira esperanza.
El país dio a nuestro joven gobernante un mandato claro: más de un millón de votos de diferencia, triunfo en la mayoría de provincias, y el respaldo de jóvenes, adultos y mayores.
Ecuador optó por no volver al pasado, sino por un cambio generacional.
Ojalá la clase política del pasado no vuelva más; en 40 años nos dejaron corrupción, impunidad, injusticia y estancamiento -si no retroceso- en el bienestar de la población. Basta compararnos con nuestros vecinos para evidenciar el pobre desempeño de quienes gobernaron por intereses personales.
La impunidad, la pérdida de institucionalidad, los deficientes servicios públicos y la migración forzada de millones son prueba de ese triste legado. Solo nos dejaron el dólar, su único mérito, aunque ahora incluso eso incomoda a algunos.
El presidente Noboa tiene el gran reto de ponernos en otro andarivel: más ancho, rápido y elevado. Uno donde el potencial del país se libere y nos traiga paz y progreso sostenibles.
Lo primero debe ser erradicar la corrupción que ha marcado décadas. Sea implacable, no la tolere. Castigue con la ley a quienes tanto daño han hecho.
Garantice igualdad ante la ley, apueste por una población sana y educada, en un entorno seguro, con un sector privado con reglas claras para generar riqueza.
Que su mandato inaugure una era de justicia, paz y prosperidad, y sea el inicio del liderazgo de una nueva generación.
Esta tierra rica y hermosa sigue siendo amada y añorada por quienes están y por quienes tuvieron que irse. Mi lindo Ecuador.
Carlos R. Rodríguez