Cartas de lectores | Inseguridad: en vez de disminuir, parece aumentar
Es tiempo de pararse firme y emitir leyes radicales contra quienes siembran el caos
En nuestro país se ha desatado una oleada de asesinatos, secuestros, extorsiones, intimidaciones y atentados que tienen a las autoridades enfrentadas a un terrible flagelo de inseguridad, pese a la existencia de varios estados de excepción decretados por el Ejecutivo, que parecen no funcionar, y a una movilización de todas las fuerzas del orden en los diferentes puntos claves que actúa el crimen organizado. Sin embargo, el problema en vez de disminuir parece aumentar, haciéndose más agudo. Frente a esta realidad solo cabe hacer dos preguntas; ¿esta inseguridad es originada con el propósito de desestabilizar al Gobierno y llevarlo al caos? Es preciso notar que el tiempo que tiene el gobierno actual en función los secuestros y extorsiones, junto con los asesinatos, han proliferado por todos lados de forma alarmante, pese a las medidas implementadas por las autoridades, y todo parece igual o peor que al comienzo de su gestión. La segunda pregunta es: ¿será qué no están funcionando las estrategias del Gobierno para combatir la embestida de la violencia debido a que dentro de las fuerzas del orden todavía impera la corrupción? Hemos visto y leído en diferentes medios de comunicación cómo agentes del orden han estado involucrados en actos delictivos, lo cual abre la posibilidad de que dentro de este sistema algo esté carcomiendo la integridad de algunos agentes. Si queremos que la seguridad funcione necesitamos un Poder Judicial que funcione adecuadamente, algo que no ocurre; necesitamos unas fuerzas del orden que no se dejen contaminar por el poder de los narcos o la presión de los GDO. Se ha tenido buen inicio cuando en las cárceles se han adoptado medidas radicales para controlar a los delincuentes más peligrosos, pero se necesita que la justicia funcione para que los servidores del orden público no sientan que su trabajo es en vano. El pueblo está cansado de la extorsión, secuestros, corrupción, sicariatos y la intimidación. Es absurdo que los GDO tengan control de territorios y las fuerzas del orden no puedan tomar el controlarlos y actuar, por temor a qué dirán los derechos humanos. Es tiempo de pararse firme y emitir leyes radicales contra quienes siembran el caos; tiempo de poner orden induciendo al temor mediante leyes más severas para aquellos que asesinan, secuestran y extorsionan, teniendo a la población insegura y atemorizada. Ya basta de tanta contemplación e inoperancia. ¡Los ecuatorianos queremos paz y tranquilidad!
Mario Vargas Ochoa