Cartas de lectores | Invertir en la juventud es invertir en el futuro del país
Ignorar esta realidad significará perpetuar un ciclo de ineficacia, corrupción y subdesarrollo
Además de la inseguridad, otro problema acuciante es la falta de oportunidades para los jóvenes. Pese a representar un porcentaje alto de la población, su voz sigue subestimada y sus potenciales no se aprovechan al máximo. Esto limita el progreso de los individuos y estanca el desarrollo del país. Si no se comienza a reconocer y utilizar su potencial, estará condenado a un futuro de mediocridad y estancamiento. Si se les da las herramientas y plataformas necesarias se podrá construir un futuro más próspero y equitativo. Las grandes transformaciones sociales y económicas fueron impulsadas por la energía y visión de las generaciones jóvenes. En los desafíos complejos y multifacéticos de hoy la juventud tiene el potencial de ser un motor de cambio decisivo. Dos áreas son fundamentales para este cambio: la educación y la participación política. Nuestro sistema educativo enfrenta serios desafíos, desde estructuras inadecuadas hasta currículos desactualizados. En lo político, los caudillos les niegan oportunidades a los jóvenes, relegándolos. La juventud trae una perspectiva fresca y una urgencia esenciales para abordar los graves problemas actuales más efectivamente, desde fomentar una mentalidad emprendedora hasta lograr verdadera justicia social. Su involucramiento puede llevar a soluciones más innovadoras y equitativas. Ignorar esta realidad significará perpetuar un ciclo de ineficacia, corrupción y subdesarrollo, con generaciones de jóvenes desmotivados y desaprovechados, con la consigna de migrar a otros países buscando un mejor futuro.
Mario Vargas Ochoa