Cartas de lectores: Jenny Estrada (1940-2024)
¡Qué extraordinarias conquistas para la formación profesional y la actividad política de la mujer ecuatoriana!
El 9 de febrero de este año una penosa noticia consternaba a los guayaquileños: fallecía su cronista insigne: Jenny Estrada Ruiz, primera historiadora de Guayaquil. Entre la historiadora y la ciudadanía creció de manera espontánea un sentimiento de admiración, afecto y gratitud, acostumbrándose a verla exponiendo en julio y octubre sobre las fechas históricas celebradas, con toda la idoneidad que sus conocimientos le otorgaban, Desde sus comienzos en el periodismo se interesó por la problemática socioeconómica y política, que mantuvo en la investigación histórica, su real vocación, desarrollada con talento, disciplina y responsabilidad en búsqueda de testimonios orales, escritos y otros para elaborar sus 36 obras, donde quedaron plasmadas desde las grandes luchas y hazañas para el progreso del país, hasta los sabores criollos y costumbres que hoy nos enorgullecen. El haber recuperado para la memoria histórica el legado de dos mujeres excepcionales, Aurelia Palmieri: la precursora olvidada; y Matilde Hidalgo de Procel: una mujer total, es sin duda uno de sus grandes logros. Con vehemencia y pasión defendió los derechos que históricamente se negaban a las mujeres. Hizo de las obras a ellas dedicadas verdaderos testimonios de vidas, que hoy son fuentes de conocimiento e inspiración para proseguir destruyendo barreras de un sistema patriarcal que no termina de eliminarse. La primera logró que las puertas de la universidad se abran para todas las mujeres, y la segunda consiguió la incorporación de la mujer al sufragio universal, con capacidad para elegir y ser elegida. ¡Qué extraordinarias conquistas para la formación profesional y la actividad política de la mujer ecuatoriana! Jenny también dejó a la ciudad y al país el Museo de Música Popular Julio Jaramillo, 100 años de historia de nuestra música; desde las bandas, los instrumentos musicales, reproducciones de momentos de la vida artística, y de su patrono, Julio Jaramillo, convirtiéndolo en sitio de amenas tertulias. Allí concretó otro de sus sueños: la Escuela del pasillo Nicasio Safadi, dedicada a la formación de jóvenes autores e intérpretes de música ecuatoriana.
El legado de esta ilustre historiadora es de tanta trascendencia que los guayaquileños quisiéramos que como homenaje de gratitud a su memoria se ubique al pie del museo o en otro lugar un busto de ella, como ejemplo de amor por su ciudad, su país y su cultura para las nuevas generaciones.
Rosa Lalama Campoverde