Cartas de lectores | Justicia divina

No es la vida la que separa a la gente, sino la maldad, hipocresía, traición, egoísmo y falta de respeto

En la vida todo cae por su propio peso: las lluvias y la nieve en invierno. Un proverbio bíblico dice: “El malvado cae por su propia maldad”. Recuerde, no haga a los demás lo que no quiere que le hagan a usted. Si le encomiendan a una función pública es para servir a los demás, con su mejor sonrisa; y si es gubernamental, es para no dejarlos con sed junto a la fuente. Apoye al hombre, salud, y su bienestar, que Dios observa sus acciones; luego no se arrepienta en el lugar que se encuentre, entre cuatro paredes, extraditado, cabeza abajo y con un chaleco de peculado. A aquel que obra mal, le irá mal en la vida; tarde o temprano Dios se encargará de esas ovejas descarriadas, y las sacará del agujero en que se ocultan. No es la vida la que separa a la gente, sino la maldad, hipocresía, traición, egoísmo y falta de respeto. Vuelve la campaña electoral y los mismos personajes a la orden del día, con sus discípulos y discursos trillados, verborrea barata, con falacias incumplidas. La mentira y el engaño a un pueblo tienen fecha de vencimiento; todo ladrón cree que todos son de su condición.

Javier Valarezo Serrano