Cartas de lectores | La justicia en Ecuador

Las leyes antidelincuenciales en nuestro medio son muy benévolas, necesitan una revisión y aplicación acorde a la gravedad de los hechos. Aquí es lo mismo cometer uno o más delitos graves o muy graves, no hay acumulación de penas, dizque sancionan por la más grave, pero si promete portarse bien se hace acreedor a grandes rebajas; y eso cuando se ha hecho público, caso contrario salen en tiempo récord a continuar con sus labores de criminalidad. Además, si el apellido del antisocial es fuerte, goza de capital económico, o es dirigente de alguna de las tantas organizaciones delictivas, plantean medidas sustitutivas, como presentarse al juzgado cada cierto tiempo, trasladarlo a clínicas particulares, o peor aún, arresto domiciliario sin que cumpla con los requerimientos de rigor, como tercera edad, enfermedad catastrófica, embarazo con riesgo o enfermedad terminal. En muchos de los casos los jueces o fiscales acceden a tales requerimientos, por temor o por conveniencia; al recibir amenazas contra su vida o de sus familiares, o ser tentados por grandes montos económicos; lógicamente se inclinan por lo segundo. Se conoce también que cuando las fuerzas del orden planifican operativos, misteriosamente las bandas criminales son las primeras en enterarse, dando la idea de que dentro de sus filas existen infiltrados que tiran abajo todas las buenas intenciones de la institución policial.

Milton Villena V.