Cartas de lectores: Las lágrimas de Jesús
Jesús se conduele del dolor y el sufrimiento de sus buenos amigos
Relatan las Escrituras que por tres ocasiones brotaron lágrimas de los ojos del Hijo del Hombre. La primera de ellas (Juan 11:35) ocurre cuando comparte la angustia y el dolor de María y Marta, hermanas del difunto Lázaro, quienes lloran inconsolables junto a varios amigos que las acompañan. Su deceso había ocurrido cuatro días atrás. Jesús se conduele del dolor y el sufrimiento de sus buenos amigos. La segunda ocasión (Lucas 19:41) se produce cuando Jesús contempla la ciudad de Jerusalén, mirando desde allí los pecados de la humanidad y advirtiendo la inminente destrucción de la Ciudad Santa, lo que ocurrirá unas pocas décadas más tarde, luego de su muerte. El último llanto divino tuvo lugar en el Monte de los Olivos, antes de que el Señor sea crucificado (Hebreos 5:7). Todas y cada una de sus lágrimas constituyen la prueba irrefutable de la humanidad de Cristo y su perfecta identificación con la atribulada humanidad. Viendo Jesús el inconsolable llanto de las hijas de Jerusalén en el trayecto que lo conducía al Gólgota, les dijo: “No me lloréis a mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos”.
Gustavo Vela Ycaza