Cartas de lectores: Las leyes y el gasto público
Un prófugo de la justicia no debería tener un partido político, hasta con sus mismas siglas, y tener como rehén al presidente de turno
En Ecuador pensamos que mientras más leyes tenemos, más protegidos estamos. Todo lo contrario, no se puede hacer nada si no hay una ley que lo permita y un burócrata que dé permiso, y este es el origen del inmenso tamaño del Estado, por el cual tenemos que pagar tasas e impuestos para que los municipios y el Gobierno den trabajo a sus partidarios en funciones sin sentido. Hay servicios básicos con precios internacionales que necesitan subsidios, como energía eléctrica y combustibles, que hay que focalizar; pero por otro lado hay partidos políticos que promueven la idea en sus votantes de que el Estado los debe mantener con bonos, y que una relación laboral con su empleador, es hasta que la muerte los separe, sellada con la jubilación patronal. En Ecuador el despido es una lotería para el empleado; con esta legislación e impuestos a la salida de divisas nunca habrá trabajo ni inversión extranjera.
Un prófugo de la justicia no debería tener un partido político, hasta con sus mismas siglas, y tener como rehén al presidente de turno. Los votantes debemos pedir la extinción de este partido político y la revocatoria del mandato a sus asambleístas. Es necesario terminar con la delincuencia organizada en la política y acabar con una burocracia inútil. El Estado en dolarización se sostiene con deuda e impuestos, y si no hay dólares y se nos abarrota con impuestos, los empresarios abandonarán el país, y no habrá dólares ni empleo para nadie, como ocurre en Cuba y Venezuela.