Cartas de lectores: ¿Libertad o abuso? ¡Libertad!

Aún queda la pregunta más importante: ¿el crimen paga o no paga?

La mayoría de los comentarios de los expertos se centran en dos conclusiones principales: ¿quién ganó el debate? Lo afirman así porque suponen que esta opinión puede influir en la victoria electoral.

Las encuestas pierden credibilidad, no solo porque provienen de grupos de interés, sino porque buscan dirigir una opinión específica en el elector.

Lo evidente surge al comparar la calidad de los candidatos. Daniel Noboa tiene las calificaciones académicas y las condiciones morales para gobernar. Luisa González, en cambio, no ha demostrado estar respaldada académica ni moralmente para gobernar.

En el centro del escenario se enfrentan dos objetivos históricos distintos. En uno, el de Noboa, está la democracia liberal, el Estado de derecho y la libertad personal e institucional para todos los ecuatorianos. En el otro, se busca ejercer una autoridad centralizada y autoritaria, con la intención de poner a Rafael Correa en el centro de las decisiones.

En una democracia liberal, el crimen no paga, pero en una sociedad autoritaria, el crimen sí paga. ¿Por qué es tan importante el crimen? Porque la prosperidad de la sociedad ecuatoriana depende de que la seguridad pública controle el crimen. Esto no es así para la estrategia de Correa, donde la inseguridad pública se incrementa para sacrificar la prosperidad, reemplazándola con demagogia, la herramienta del gobierno totalitario.

El futuro del país va más allá de una elección. Por eso el elector debe razonar su voto y conectarlo con el deseo de vivir en un ambiente de libertad, respeto a la ley y tolerancia. Esto no se menciona en el ideario correísta, donde se busca ‘venganza’ contra los opositores y la desdolarización con un dólar ecuatoriano que se supone será aceptado por la Reserva Federal.

Los indecisos al final se inclinaron por Noboa. Y se ha visto cómo una pequeña porción de ellos se ha ido con su candidata.

La campaña sigue, y el consejo de Correa es continuar con la ofensa y la mentira, aderezada con promesas llenas de picante. Mientras tanto, una victoria, aunque no abrumadora, sigue siendo victoria, dejando la incógnita de cómo hacer que el electorado que cree en la demagogia y el autoritarismo cambie de opinión.

Aún queda la pregunta más importante: ¿el crimen paga o no paga?

Francisco Bayancela González