Cartas de lectores: Libertad de expresión

El periodismo es una profesión noble, ideada para informar imparcialmente y tratar de educar con altura

La libertad de expresión debe ser garantizada a todo ser humano. Las leyes y constituciones lo deben proclamar así y nada ni nadie puede ir contra esta disposición. Pero hay otras disposiciones igual de valiosas y respetables: la libertad de pensamiento, de creencias (religiosas o políticas) y la de tener símbolos que deben respetarse. Es inaceptable que tratemos de imponer nuestro criterio sobre creencias y poner calificativos ofensivos, como hizo una persona que se cree ‘periodista’ por utilizar medios digitales para hacer proselitismo. El periodismo es una profesión noble, ideada para informar imparcialmente y tratar de educar con altura. No es compatible con el proselitismo parcializado ni fanático. Por allí el director de una radio provincial tergiversa los hechos para favorecer su tendencia ideológica. Solo los dogmáticos que caen en el fanatismo anteponen creencias personales a necesidades sociales y al bienestar general. Los profesionales que caen en esas tentaciones demuestran que no entendieron la finalidad de su profesión; fueron a la universidad en busca de un título pero no de conocimiento. Las universidades deberían, para defender su prestigio, retirar los títulos profesionales a quienes por actividades políticas o religiosas distorsionan los principios de la profesión y usan el título como aval para hacer proselitismo puro; son los verdaderos sicarios, de tinta en el caso de periodistas, de la justicia en el caso de abogados y jueces, de la técnica, en el caso de ingenieros, que permiten la corrupción en detrimento del Estado y del pueblo.

José M. Jalil Haas