Cartas de lectores: Sin libertad no hay vida
Somos arquitectos de nuestro propio destino, actuando no por impulsos emocionales
Los sistemas democráticos se caracterizan por el valor superior que establece la libre determinación de las personas, ya que la libertad es una facultad natural en el hombre para obrar de una u otra manera.
Es un beneficio que entrega la vida para poderla disfrutar o tener un pleno gozo sobre las actividades o acciones que se realizan. Entre ellas se cuenta, cuidar la salud adecuadamente al escoger los alimentos adecuados, el sitio donde puede uno establecerse; de comercio, para establecer mejoras en los bienes adquiridos; de empresa, para realizarse en las actividades innatas que se pueda desarrollar; de culto, con el fin de tener una conciencia tranquila a través de normas y preceptos que aseguren la paz necesaria para una convivencia feliz; de información, para crecer en los conocimientos necesarios, y de espíritu, para el dominio de las pasiones y respeto a los demás.
Somos arquitectos de nuestro propio destino, actuando no por impulsos emocionales, sino por actos cotidianos que nos ayudan a vivir mejor, por actos razonados y de conciencia que no nos permiten construir sobre ruinas, sin antes limpiarlas.
La creencia de poder actuar de una manera autónoma e independiente en cualquier causa nos ayuda a sentir la libertad.
Hay que aprovechar las probabilidades de escoger bien, con el fin de crecer tanto física como espiritualmente, ayudar a mirar nuestras opciones con la finalidad de darle la oportunidad al alma de soñar.
Julio César Palacio Barberán