Cartas de lectores | Llegaré a mi playa

Aunque los días fueran eternos, los ocasos solo terminaron en sueños; me pasé horas enteras pintando en el cielo tu nombre

Algún día llegaré con el corazón cansado de tanto esperar una carta o una llamada. ¡Cuántos amaneceres llegaron sin albas! Noches sin luna o estrellas marchitas.

Solo me tocó pronunciar tu nombre en silencio. ¿Quién tiene la culpa de esta distancia desigual? Emigrar tiene tinte a desamor y olvido.

Alguien siempre espera que llegue, mirando desde la ventana de cortinas viejas el horizonte, junto a una puerta apolillada por el tiempo.

Aunque los días fueran eternos, los ocasos solo terminaron en sueños; me pasé horas enteras pintando en el cielo tu nombre.

Rescatando recuerdos del baúl de la frágil memoria, instantes de paseos inolvidables, mirando juntos llegar el barco cargado de pesca.

Llegaré a mi playa bendita decorada con perlas, algas y conchillas, con los ojos brillando de amor, con las manos llenas de caricias, con los besos atrapados en el deseo.

Listo para caminar juntos por el malecón, feliz de volver a encontrarte en el mismo sitio. En aquellas escolleras que el aguaje quiso tumbar, me tomaré el vino del encuentro. Ante el ocaso perfecto de la costa de Santa Elena.

Aunque ya no me espere, llegaré cuando la marea esté baja en Ballenita, para caminar por su glorieta salpicada de brisa marina, tu balcón preferido frente al mar.

Observando los barcos llegar a tu playa de amor dejando la pesca, observando saltar la plateada ballena en tu mar, llegaré para empezar de nuevo una historia junto a la playa.

Evelio Patricio Reyes Tipán