Cartas de lectores: Luz y agua
Con funcionarios corruptos, adictos al fetichismo, se ha estado destruyendo la capacidad hidroeléctrica ecuatoriana
Es asombroso observar hasta dónde ha llegado la ignorancia o negligencia pública en cuanto al agua; los “políticos correctos” lo único que saben es rezar al cielo para que llueva o quemar petróleo para que haya luz. Todos deberíamos haber aprendido en la escuela sobre el ciclo del agua, pero mucho de lo bueno que aprendemos se va al traste descartado por el fetichismo deslumbrante del mercado, desde la niñez psicológicamente manipulada. Si el/la profesional hidrólogo/a y otros técnicos de agua no hablan del agua en medio de su escasez o no manejo, ¿cómo deberíamos llamar tal actitud? ¿Ignorancia funcional, irresponsabilidad, quemeimportismo, corrupción? ¿Para qué se han invertido millones de esfuerzos para la formación de esos técnicos si no sirven de nada o demasiado poco? Ese vacío lleva a que ni los hidrólogos piensen en criar el agua, ni siquiera habrán escuchado de ello. Pues, ¡a la escuela otra vez para ya tomar acción! Cualquiera puede saber que el ciclo de agua es un proceso de evaporación, condensación y precipitación. Todo parte de la evaporación y donde menos humedad, hay menor puede ser esta. Creo que eso se aprende en primaria. La provisión de humedad terrestre viene básicamente de los bosques y humedales. Señores políticos, por favor aprendan y tomen conciencia: tenemos que dejar de tumbar bosques y drenar humedales como el humedal Las Garzas, que lo está drenando una bananera. ¿Y el Ministerio de Ambiente de la Zona 5? Criar el agua es más importante que llenarse de vanidades fetichistas. Criarla es restaurar los páramos y otros humedales, y forestar/cuidar las cuencas hidrográficas altas. Esto corresponde a una persona sensata y no estar rezando al cielo para que llueva. La infraestructura hidroeléctrica de Ecuador, con algunas fallas de construcción y mantenimiento, es excelente y muchos otros países en el mundo la quisieran. Pero lo bueno no le gusta a los insaciables capitalistas y se meten a destruirlo o apropiarlo para hacer sus negociados con lo decadente, que es la termoelectricidad. Con funcionarios corruptos, adictos al fetichismo, se ha estado destruyendo la capacidad hidroeléctrica ecuatoriana entregándola al diablo termoeléctrico. La cuestión de fondo es que los oligarcas confabulados con los grandes traficantes transnacionales demandan ser dueños de proveer servicios estratégicos para llenarse los bolsillos y manipular la sociedad.
Federico P. Koelle D.