Cartas de lectores: La marca del amor
Juan Ignacio, un réferi que marcó el amor
Y aquí estamos, a punto de cantar villancicos. Cantad el vuestro propio, mientras acunáis la vida que ahora mismo está palpitando en vuestras personas. Y, en el presupuesto de Navidad, acordaos de quienes no tienen ni presupuesto. ¡Sed felices! Juan Ignacio Vara.
Releyendo Teologías de Bolsillo, los maravillosos comentarios de Juan Ignacio Vara sobre los Evangelios que nos llegaban todos los jueves a una comunidad de ‘hinchas’ y que tengo guardados desde que se hicieron virtuales, me he decidido por uno del 12/17/2022 (aún amenazaba el COVID), al que he llamado: La marca del amor. Juan Ignacio fue mi profesor, mi amigo y nos hermanaba Lucas, el poeta evangelista.
Esto permitía ciertas complicidades y dada la cercanía de su partida por estas fechas, me decanté por este Evangelio “tan de Lucas”. Recordando su paso por Guayaquil escribió:” (…) vivimos en sociedades muy diferentes, por donde la Navidad es cálida de clima, todavía funcionan las posadas y otras expresiones populares y familiares que sacan al Niño a la calle, más allá de los muros del templo. Quienes hemos desenfundado ya la ropa para el frío, vivimos en ambientes en los que hay que recluir al Jesús pequeño para que no moleste a sensibilidades no cristianas. Pero todos compartimos las luces municipales en las calles y los escaparates de los almacenes rebosantes de ‘espíritu navideño’. Son signos de los tiempos.
Lo importante es leerlos bien”. “(…) ¿qué celebramos y cómo? ¿Algo que sucedió o algo que sucede? ¿Al Niño-Dios reconocido solo por los cristianos o al Niño-Vida que crece en todas las vidas y en ellas se goza y llora? Lucas, el evangelista que nos ‘cuenta la Navidad’, echó mano de la poesía para intentar asomarse al misterio de su fe y de la fe de las comunidades de entonces. Y, convencido de que no había forma de ‘reportar’ lo divino hecho carne de historia, tejió un relato con los mimbres de que disponía… y lo hizo muy bien. A él le debemos tanta poesía y tanta fe en torno a un misterio que, durante siglos, ganó a los otros por goleada”. “Que no se os quede por el camino nada de lo bello que conserváis en vuestras familias y que seáis capaces de comunicar a los pequeños que el Niño de ahora está en la raíz de todos los besos y los abrazos, porque él es la vida.
Que Navidad os haga los brazos más grandes, el corazón más ancho y las mentes más abiertas para descubrir que el Niño y los niños todos son del mismo equipo”. Juan Ignacio, un réferi que marcó el amor.
María Cecilia Loor de Tamariz