Cartas de lectores: Cómo matar políticamente a Corea
Es muy saludable para el país, incluso para sus seguidores , que Correa nos deje tranquilos
Para que exista gobernabilidad, justicia, paz y libertad en el país es necesario sacar a Rafael Correa del círculo político, o lo que yo digo: se le debe matar políticamente hablando, lo cual se lograría con la colaboración de toda la sociedad: que los medios de comunicación dejen de darle demasiada publicidad, con noticias irrelevantes sobre el reo, como que se ha cambiado de imagen, que está calvo, que tuvo otra caída, que viaja en asientos de primera clase o que está participando en los foros socialistas. Los políticos, por otra parte, dejen de consultarle o pedirle la bendición mediante pactos obscuros para tomar decisiones antes de iniciar sus funciones. La justicia, que aplique el debido proceso sobre el cometimiento de algún delito sin hacer previamente publicidad, tal es el caso reciente de la divulgación anticipada de los allanamientos a los involucrados en el caso Metástasis, o la extradición desde Bélgica que tanto tarda. Sus seguidores no se diga, no llevan a cabo una sola acción sin el consentimiento de su líder, quien decide el partido que les cobijará, el color de las camisetas, los candidatos a las diferentes dignidades, el plan de campaña, quiénes han de participar en los diferentes actos y hasta cómo tienen que hablar; y le obedecen sumisamente, sin reprochar ni pensar, aunque con seguridad existe en la Revolución Ciudadana gente pensante y con criterio. Y las redes sociales, iniciando con Tik Tok, y la red X, que le dan vida al prófugo, que como dispone de todo el tiempo del mundo pasa en el ático atacando a sus opositores y sacando toda su furia, lo que le hace feliz. Por tanto, hay que olvidar que existe este ciudadano, no hacer caso a sus desvaríos y gritos de prófugo, y verán cómo asistimos a su entierro político. Es muy saludable para el país, incluso para sus seguidores , que Correa nos deje tranquilos, que pase al grupo de ilustres expresidentes que ya no intervienen en política y que cuando opinan lo hacen en forma constructiva, contribuyendo al progreso del país con su experiencia e inteligencia.
Que en paz descanses, Rafael.
C. Wellington Ríos Villafuerte