Cartas de lectores | ¡Máxima velocidad!

La película fue ciencia ficción pero tu vida y los que te rodean son de carne, huesos y sentimientos

¿Quién no se vio esta emocionante película? Yo la habré visto unas cuatro o cinco veces y siempre la disfruto como la primera vez. Eso de que el famoso bus, una vez que hubiese llegado a la velocidad de 80 km por hora ya no podría volver a bajarla, a riesgo de que explotara una bomba, fue una cosa de locos. Nos mantuvo con el corazón en la garganta a todos los espectadores, aún más a los que la vimos en el cine, en pantalla gigante. Pues así es nuestra vida ahora. Llegas a cierta edad y te subes ya no en un bus, sino en un tren rápido, y nunca más puedes bajar la velocidad hasta que, en el mejor de los casos, te jubilas. Ya no vuelves a tener tiempo para nada. Ni siquiera para contactarte con tus seres queridos. Y eso que ahora es más fácil con tantas redes sociales, esas donde pasas todo el día haciendo comentarios y bailecitos adefesiosos para llamar la atención y mendigar unos ‘likes’, como si eso aportaría realmente a hacer del mundo un lugar mejor. Mientras que, ¿cuándo habrá sido la última vez que le contestaste ese mensajito de WhatsApp a esa persona que no está entre los primeros en la lista de tu agenda? ¿O en la lista de tus prioridades? Y como prioridades pudieran ser: un amigo que ya ‘no te sirve’; un familiar ‘que no está a tu nivel’ o los que te llaman a pedir favores. Otra cosa que no te puede hacer reducir la velocidad, es cuando parte de tu familia o amistades viven en extremos de ‘distancias irreconciliables’: unos vía a la costa y otros vía a Samborondón. Se necesita tener verdadero tiempo libre para visitarlos. Por esta máxima velocidad en la que te encuentras no te van a dar ningún Óscar o reconocimiento alguno, pues a diferencia de la película, tu historia podría terminar en un geriátrico. Procura bajar las revoluciones, confiando en que algún poder de lo alto te ayudará a llegar a tu destino sin que nadie salga lastimado. Deja a un lado las bobadas y concéntrate en lo trascendental. Pasa más tiempo con las personas que más amas; no antepongas tu trabajo a tus hijos; combínalos sabiamente. La película fue ciencia ficción pero tu vida y los que te rodean son de carne, huesos y sentimientos. No los lastimes.

Roberto Montalván Morla