Cartas de lectores | ¡Yo me llamo Presidente!

Y no está de más que se haga a un lado todo tipo o principio de morbosidad política

No me importa lo que digan de mí. Si nací en cuna de oro o si nací en una cuna hecha de cartón, madera o mimbre. Puse mi brújula hacia el norte y llegué donde estoy por destino propio. Ya sé, vendieron la imagen de que debía ser de origen humilde y sentir hambre y necesidad, así como cualquier mortal de la Patria Grande. Sí, yo también tengo necesidades. Hoy me tocó y el destino me hizo presidente. Y eso es lo que importa, y me ha dado una oportunidad única que no debo desperdiciar. Que no me identifico con el modelo de tus líderes y no comulgo con sus ideas, las cuales ya formaron parte del vivir de tu patria y la mía. Eso es de otro análisis. Déjame gobernar. Estoy pagando los errores financieros de los idealistas de la patria grande, que nos endeudaron. Y si dices que no es cierto aquello o que te lo intentan hacer olvidar es porque están de campaña y pretenden unir hoy a todas las fuerzas políticas -de izquierda y derecha-. Sostienen que es momento de reconstruir el país. Creo que añoran el poder para volvernos a engañar. Confieso que gobernar no me ha sido fácil. Pero aquí me quedo hasta el final. Me preocupa el hecho de que impongamos a nuestro pueblo la forma de elegir a los asambleístas y otras autoridades regionales por votación en plancha. Es un error. Reflexionemos en esto y conjuremos a favor de la nación; seguro mejorará la gobernabilidad. Y no está de más que se haga a un lado todo tipo o principio de morbosidad política; caminemos juntos para darle a nuestra patria grande mejores días.

Guillermo Martínez Tubay