Cartas de lectores | Minería: farsantes históricos y ambientales

La humanidad mayoritaria mantiene otros sistemas societarios no dominantes clasistas o no clasistas alternos

Hablando de farsantes de la historia y de lo ambiental, negando cultura y naturaleza, tocamos el paradigma de relación del ser humano con la naturaleza, pues no hay cultura sin naturaleza. En esta relación nada tiene que ver la raza, sino la clase. Desde las invasiones imperiales-coloniales militares y comerciales europeas, “como consecuencia lógica de la Revolución Industrial y la nueva economía capitalista” (Wikipedia), con la sangre sureña se ha globalizado la humanidad minoritaria clasista del sistema societario dominante contemporáneo, anclada en el Norte. La humanidad mayoritaria mantiene otros sistemas societarios no dominantes clasistas o no clasistas alternos, no capitalistas o semicapitalistas. La humanidad minoritaria dominante habita mayormente en sus nuevos burgos megalópolis, la mayoritaria en sus territorios ancestrales y en suburbios (fuera de la ‘muralla’). Los que están en convivencia con la naturaleza son de la humanidad mayoritaria, los otros solo la expolian. Los ‘naturales’ realizan desde antes de las invasiones imperiales-coloniales extracción minera, no para concentrar capitales, sino para elaborar joyas, respondiendo a sus elevadas culturales estéticas, donde el medio de intercambio (dinero) fueron conchas y otras rarezas naturales. Que la minería sea ‘ilegal’ no es el meollo de la incursión minera si tenemos en cuenta los daños que causa la extracción ‘ilegal’ de unas cuantas toneladas de roca diarias, frente a alrededor de 1.000 t de roca diarias que genera cada minería ‘legal’. La responsabilidad no recae tanto en la legalidad o ilegalidad sino en la destrucción, en la huella ecológica, social y económica que deja cada emprendimiento. En la ponderación de esta relación se podrá conocer quién es y no es farsante. Parece que los ‘legales’ perderán la apuesta. Ignorancia, ingenuidad o maldad está detrás de la apología a sacrosantos capitales extranjeros y la supuesta lluvia de ‘billetes’, que no ha sido, no es, ni será en Ecuador sino en el Norte. Lo que queda aquí son esqueletos mineros y culturales, y, como alguien escribió: “Con la destrucción de la cultura viene la miseria absoluta...”.

Federico P. Koelle D.