Cartas de lectores | Estamos en un momento crucial de nuestra vida
Reforzar hoy más que nunca nuestros valores morales, nuestra fe y convicciones
Ecuador se encuentra en una muy difícil situación social por la inseguridad que padece y la pérdida de valores. Las nuevas generaciones ya no creen en sus autoridades, quienes ofrecen siempre con discursos genéricos, etéreos y pocos pragmáticos; no dan respuestas concretas a los serios problemas que tenemos y que deberán resolver si llegan a ser elegidos; giran y giran en una espiral cada vez más compleja y menos creíble. El verdadero compromiso con los más necesitados es una utopía que se refleja en incumplimientos constantes que erosionan la fe de quienes confiamos en que Ecuador se merece algo mejor. Hoy necesitamos acuerdos sinceros que tengan como fin hacer cosas concretas que ayuden gradualmente a resolver nuestros problemas, a entender de una vez por todas que podemos aprender de los errores del pasado para no seguir cometiéndolos, que la gente necesita volver a creer en alguien que de verdad quiera hacer las cosas bien, en un esfuerzo planificado de largo plazo. No podremos enfrentar los nuevos desafíos que el mundo nos exige, sin que cambiemos nuestra forma de pensar, sentir y actuar. No podemos definir para dónde queremos ir, si no sabemos de dónde venimos. Reforzar hoy más que nunca nuestros valores morales, nuestra fe y convicciones, son la base para poder replantearnos nuevas y diferentes formas de construir un futuro mejor para todos. Tenemos un país rico en todo, en especial en recursos humanos; solo falta que nuestros políticos lo crean de verdad. Ellos deben cumplir su compromiso con la patria y como ciudadanos debemos exigir que cumplan y hacer nuestra parte desde nuestras trincheras. Las futuras autoridades deben asumir un rol de verdadero cambio, desde un nuevo discurso concreto, claro, aterrizado y bien estructurado, hasta un plan de país de largo plazo transversal, inclusivo y centrado en el bienestar colectivo de la gente. Estamos en un momento crucial de nuestra vida política, económica y social, en medio de tanta violencia, criminalidad, corrupción, pobreza, confusión e incertidumbre y ante los peores escenarios de incredulidad pública. Cada vez la gente cree menos en quienes nos representan y lo demuestran con su indiferencia; es hora de eliminar esas antiguas ideologías que en no evolucionan y hacen que nuestros compatriotas tengan que emigrar por falta de oportunidades. Están matando sus sueños y esperanzas. ¡Es tiempo que los políticos cambien!
Mario Vargas Ochoa