Cartas de lectores: MSTR, la revolución detrás de la revolución

Los empresarios deben ganar tiempo y comenzar a analizar con seriedad estas alternativas. En EE.UU. ya lo están haciendo

El éxito de Bitcoin ha sido rotundo e incuestionable. A la fecha, el precio de 1 BTC se aproxima a USD 100.000. Pero lo sorprendente no queda ahí. Tras esta revolucionaria tecnología se desarrolla una historia aun más llamativa, la de Microstrategy (MSTR), una empresa americana fundada hace más de 20 años por un ingeniero de MIT llamado Michael Saylor.

En 2020 Saylor decidió dar un golpe de timón en su empresa, transfiriendo todos sus saldos de tesorería (alrededor de USD 400 millones) a Bitcoin. Desde entonces, Microstrategy ha logrado acumular más de 330 mil Bitcoins utilizando diversas estrategias financieras. Algunas novedosas como la acreción dilutiva o ‘accretive dilution’ (en inglés) donde Saylor emite nuevas acciones diluyendo a sus accionistas, pero canaliza el 100% del capital fresco para comprar Bitcoin fortaleciendo el balance de la empresa, y aumentando el valor de las acciones diluidas. Y otras más tradicionales, como la emisión de bonos convertibles que se venden, hoy, a 0% de interés. En definitiva, Saylor encontró un mecanismo que le permite acumular dólares gratuitamente para luego utilizarlos en comprar Bitcoin, aumentando además el valor del activo al momento de comprarlo y generando un mecanismo de retroalimentación capaz de incrementar el valor de la empresa sin límite.

En un mundo donde la innovación financiera a menudo parece un espejismo, Saylor ha convertido a Microstrategy en un faro de audacia estratégica, transformando lo que podría haber sido una común empresa de software empresarial en una gigantesca máquina de atesoramiento de Bitcoin, desafiando las reglas del juego económico tradicional y consiguiendo resultados sin precedentes. Su apuesta por Bitcoin no es solo una inversión, es una revolución cada vez menos silenciosa que pudiera estar reescribiendo el futuro de las finanzas corporativas. Los empresarios deben ganar tiempo y comenzar a analizar con seriedad estas alternativas. En EE.UU. ya lo están haciendo.

Daniel Dziouba